Suena simple, ¿no? Limpiar, exfoliar, enjuagar y secar. ¡Pero hay mucho más de por medio! ¿Has puesto atención al CÓMO lo haces? Ahí es dónde está la solución y las razones por las cuales tu régimen de cuidados de la piel tal vez no esté funcionando como debería. Sigue leyendo y te diremos los 8 errores más comunes que cometemos al momento de limpiar el rostro.
No creerás lo mucho que te pueden afectar si los estás cometiendo
Tu cara está limpia, tus manos no
Básico, básico. Tal vez te suene redundante lavarte las manos, si las vas a llenar de limpiador para el rostro, pero es muy importante que tu piel esté expuesta a la menor cantidad posible de bacterias, si es que realmente quieres tener una piel sana. Es como tratar de limpiar la mesa con un trapo sucio. Paso uno: lavarse las manos.
El mundo cambia y tus productos son los mismos
Todas estamos enamoradas de al menos uno de nuestros productos de belleza y es normal que el limpiador sea uno de ellos: la mayoría son frescos, huelen bien y son suaves. Sin embargo, el mundo a nuestro alrededor no se mantiene igual siempre y conforme va cambiando el clima, tenemos que ajustar nuestra rutina de cuidados. No es lo mismo la humedad y el calor del verano que nos hace sudar más al frío seco del invierno. Fíjate que limpiadores son mejores para cada época del año y estarás siempre un paso adelante.
Exfolias demasiado, ¡detente!
Son raros los exfoliantes que son para uso diario, especialmente exfoliantes químicos. Exfoliar constantemente puede resecar la piel o dañarla demasiado. Mejor limita tu exfoliación a dos veces por semana, para que cumpla su propósito.
Si no duele… sí sirve
Algo muy común es que al secarnos tallamos demasiado la piel, jalamos con la toalla como si no hubiera un mañana y esto nos daña enormemente. Trata de hacer todo siempre en movimientos circulares: limpiar, exfoliar y secar, eso reduce el daño y es más efectivo en abarcar todas las áreas del rostro. Si ya terminaste, seca con ligeros golpecitos y usa una toalla suave, por piedad a tu piel.
No leíste las instrucciones
¿Qué no se pone nomás y ya? ¡Revisa de nuevo! Piensa que tus poros son los que absorberán los productos, para llevarlo a las capas profundas de la piel, no es magia. Entonces, tienes que asegurarte que el producto penetre correctamente. Lo mejor es aplicarlos en movimientos circulares ligeros, hacerlo vertical u horizontalmente puede que retarde un poco el proceso.
¿Fría o caliente?
La regla de oro: el agua caliente abre los poros, el agua fría los cierra: lava tu piel con agua caliente o tibia, para que puedas eliminar correctamente las impurezas y enjuaga con agua fría, para evitar que entren los contaminantes tan fácilmente.
Lavaste tu cara… ¿y qué más?
¿Quién dijo que ahí terminaba? No, la limpieza es el lienzo en blanco del cuidado de la piel. Aquí es donde inicia la rutina. Ya con el rostro limpio es tiempo para el tónico, el humectante, los sueros, el protector… en fin, todos los productos que ya conoces bastante bien y de los que hablaremos mejor en otra ocasión.
Productos recomendados:
Exfoliating Cleanser de Medicalia: un exfoliante gentil que limpia la piel de impurezas, destapa los poros y elimina el exceso de grasa. Ideal para renovar la piel una o dos veces por semana, pero lo suficientemente suave como para usarse más seguido.
Clarifying Cleanser de Medicalia: un astringente refrescante. Su fórmula ayuda a reducir la aparición de brotes de acné, limpia los poros de impurezas y refresca, dejando la piel hidratada y lista para los demás productos. Por su textura en gel, es genial en tiempo de calor y para piel mixta.
Meg21 Moisturizing Cleanser: una opción ideal para piel madura, grasa y para épocas de clima seco. Un limpiador con los poderes antiedad del Supplamine que además ofrece una hidratación efectiva en una fórmula muy elegante.
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