En Septiembre del 2012, Stephanie Seabrook tuvo una impactante sesión de fotos, previa a su cirugía de abdomen. Era ella, desnuda, con todos los pensamientos negativos de su cuerpo que había tenido durante su vida, escritos en la piel colgante que sería removida al día siguiente.

“Quería recordar quién había sido antes de la cirugía y el por qué cambié”

“En realidad, me costaba mucho abrirme con la gente acerca de cómo me hacía sentir mi apariencia, de lo poco que me gustaba a mí misma. Pero el escribir todas esas sensaciones negativas ahí fue mi manera de sanar”.

Todos comenzó cuando se graduó de la prepa, sus padres anunciaron que se separarían y esto fue un gran shock para Stephanie. “No sabía cómo manejar mis emociones, ni cómo sentirme, así que simplemente me encerraba en mi departamento y comía… la comida era mi único confort”.

Ya con 22 años, Stephanie llegó a pesar más de 150 kilos, recién había terminado una relación amorosa y apenas se daba cuenta que cuánto había abandonado su cuerpo.

“Después de terminar con mi entonces novio, desperté un día y me miré al espejo, sólo para alarmarme y pensar ¡en qué me he convertido! La báscula me marcaba arriba de los 100 kilos y entré en pánico por no saber en qué momento me quedé sin alguien que me amara, sin importar qué”.

Stephanie puso manos a la obra y comenzó a correr siete kilómetros al día, reduciendo drásticamente la comida chatarra y, al final de una semana, ya había perdido nueve kilos. Seis meses después, ya estaba cerca de pesar 40 kilos menos. Con esa nueva motivación, Stephanie dejó de lado los miedos para bajar otros 20 kilos con el gimnasio y teniendo una dieta estricta baja en carbohidratos y alta en proteínas.

Una vez que recuperó gran parte de su confianza, tras perder 60 kilos, se animó a salir de nuevo a través de citas por internet. “No tenía miedo de decirle a la gente en mi perfil todo el peso que había bajado y mi régimen tan duro de ejercicio y dieta, me sentía orgullosa. Sin embargo, siempre la primera pregunta que me hacían era: ¿y tienes toda esa piel flácida que cuelga de forma grotesca del cuerpo?”

Ella sí tenía conciencia de la piel que había quedado flácida tras la pérdida de peso, escondiéndola en la ropa. Sin embargo, con el tiempo, Stephanie se animó a optar por una cirugía plástica. “Cuando el doctor me pidió que me inclinara hacia adelante y dejara que toda la piel colgara libre, para ver el caso, hice la cita inmediatamente”.

Un día antes de la cirugía, ella pensaba en tomarse las fotos de recuerdo con ayuda de una amiga y  su madre, cuando ella sugirió una idea. “Mi madre me dijo que escribiera en mi abdomen todos los pensamientos negativos e insultos que me provocaba este desperfecto. ¡Era una gran idea! Como era tinta permanente, las palabras seguirían ahí en la mañana, hasta que el cirujano las quitara junto con la piel… era un símbolo, me estaba deshaciendo de todo lo malo, por dentro y por fuera”.

Ahora, Stephanie tiene muchos seguidores en Instagram, atraídos por su caso y por la forma tan honesta que tiene de contarlo. “Mucha gente me comenta para agradecerme que no lo haga parecer sencillo y con un falso positivismo, sino que muestre el esfuerzo, sacrificio y sufrimiento que puede ser. Me gusta saber que los motivo a cambiar y a sacar adelante la mejor parte de ellos. Quiero demostrar que el estar pasada de peso no te hace menos persona o menos valiosa y que la decisión de cambiar es tuya. Me encanta esparcir y recibir tanto amor”.

Publicado originalmente en:

http://www.people.com/article/writing-body-shaming-skin-removal-surgery